Tenía que salir de ahí. Estaba desesperado, completamente desesperado. Las lágrimas se acumulaban ya en torno al iris. Si parpadeaba comenzarían a rodar. Y si rodaban comenzaría a sollozar. Y no había poder humano que pudiera pararme cuando comenzaba a sollozar. Me despedí del matrimonio que me consideraba un hijo con un movimiento de la cabeza y me abrí paso entre la gente para llegar a mi carro. Cuando salía de la funeraria, me encontré con algunos compañeros de la secundaria. También habían venido a verlo. No pude dirigirles una palabra, el nudo en mi garganta me impedía siquiera respirar bien. Me sentí mareado y afligido, mi cuerpo se debilitaba con cada rostro que volteaba sus conmovidos ojos para darme el pésame. Escuché solo a los primeros. Les di las gracias y un seco y débil abrazo. A los demás los mandé al carajo. Me bastó con plantarles la mano para evitar que se acercaran. Avancé rápidamente y me dirigí hacia mi carro.
Dios, dios, dios. ¿Qué fue lo que te pasó, amigo? ¿Qué fue lo que te pasó de verdad? madre, Seth. Puta madre. Ojalá descanses en paz, porque aquí nadie lo hace. Hace poco me encontré con tu mamá, y por poco no la reconocí. Está completamente demacrada. Parece una viejita de setenta y tantos años. Es increíble como le ha pegado esto. No. Cómo nos ha pegado a todos.
No regresé a la misma escuela. Simplemente no pude dar un paso dentro. Es… es… este dolor… esta agonía constante… simplemente ya no puedo más.
Siete años, hermano. Siete años pasé a tu lado. No tuve ni dos minutos para despedirme. Que extraño y que curioso, en verdad. Fueron siete los minutos que llegué tarde, siete minutos que nunca recuperaré, siete minutos que truncaron mi oportunidad de verte por última vez. Hermano, si de alguna manera te sirve de algo, adiós. Por última vez, adiós.
Dios, dios, dios. ¿Qué fue lo que te pasó, amigo? ¿Qué fue lo que te pasó de verdad? madre, Seth. Puta madre. Ojalá descanses en paz, porque aquí nadie lo hace. Hace poco me encontré con tu mamá, y por poco no la reconocí. Está completamente demacrada. Parece una viejita de setenta y tantos años. Es increíble como le ha pegado esto. No. Cómo nos ha pegado a todos.
No regresé a la misma escuela. Simplemente no pude dar un paso dentro. Es… es… este dolor… esta agonía constante… simplemente ya no puedo más.
Siete años, hermano. Siete años pasé a tu lado. No tuve ni dos minutos para despedirme. Que extraño y que curioso, en verdad. Fueron siete los minutos que llegué tarde, siete minutos que nunca recuperaré, siete minutos que truncaron mi oportunidad de verte por última vez. Hermano, si de alguna manera te sirve de algo, adiós. Por última vez, adiós.
1 comentario:
Se está haciendo muy buena esta narración.
Espero saber más después.
"Espero que descanses en paz"....
Jaa na !!
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