My life, has been extraordinary: blessed and cursed and won.


martes, 12 de febrero de 2008

Madrugada

Ya en el camino, me cantó todos los efectos de mi escapada. Ella no había podido dormir y tuvo que llamar a mi papá, un acto que detesta con toda su alma. Había dado un aviso a la policía, y había gritado al ver la pasividad de la autoridad, que le explicaba que seguramente yo aparecería por ahí y que no consideraban necesaria una búsqueda por toda la ciudad. También sacó el hecho de que Laura había hablado a la casa pegando de gritos y suplicando que le llamara en cuanto llegara.
- ¿Pues qué le hiciste a la pobre niña, qué no tienes suficiente con el daño que me haces a mí con tu actitud? – gritaba mientras se saltaba un alto. Las ojeras se le pronunciaban mucho, y su cara sin maquillaje la hacían ver más anciana de lo que ya era.
- Laura cree que Seth le estaba poniendo el cuerno desde hacía tiempo. Y las circunstancias en las que murió… bueno piensa que se había ido a Playa antes de chocar.
Mi mamá se quedó callada ante mi respuesta. Ella también consideraba esa posibilidad, o al menos eso pensé. Era hora de cerrar la boca.
- Sabes que no me gustó nada que regresaras con ese niño. Es que… solamente mírate – comenzó a sollozar, dificultándose el trabajo de hablar – estás como una calavera. Durmiendo en su tumba, desapareciéndote todo el día, no vas a la escuela, esto no es normal, Dani. No puedes vivir así, aferrado al pasado.
Me estaba desesperando. No era momento de escuchar las consecuencias de ser amigo de Seth, ni de denigrarlo de esa manera. Aún no entiendo cómo es que tendemos a santificar y glorificar a los muertos. Los recordamos sin defectos ni errores, exaltando en todo momento sus cualidades. Aún así, Seth era mi mejor amigo.
- Seth era mi mejor amigo – repliqué de una manera que se asemejó más a un capricho que a un argumento.
- Un mejor amigo no te abandona tantos años – respondió mi madre, saltándose otro alto. Era obvio que quería aprovechar las últimas horas de sueño que tendría antes de irse al trabajo.
En ningún momento hice contacto visual con mi mamá. La amaba, y nuestra relación se había fortalecido después de su divorcio, pero su actitud cambió mucho desde la muerte de Seth. En estos momentos, la tranquilidad de las calles y la ausencia de personas deambulando en las banquetas era lo que llamaba mi atención. La misma ciudad parecía estar muerta, los edificios y las casas erigiéndose como las ruinas de una sociedad extinta en sólo unas horas. Todos estaban escondidos, descansando. Excepto algunos. El auto pasó a una cuadrilla de adolescentes que caminaban a la mitad de la calle, sintiéndose los reyes de la noche. Rebaño de emos, ahora los entiendo.

1 comentario:

Ometopía dijo...

Si tan solo no pusieras que le parecían estar muertas las calles, y lo describieras así, creo subiría un poco de nivel la narración.
En lo personal -- o sea: subjetivamente -- no me gustó... es... simplemente no me gustó leerlo... es bueno, pero no lo disfruté.

Jaa na !!