My life, has been extraordinary: blessed and cursed and won.


sábado, 30 de mayo de 2009

Día 146. Del Hermit Mode

Si de un anime se tratase
Podría marcharme a mis montañas

Si un libro mi vida fuera
Una elipsis estaría a la vuelta

Si una película narrase mi camino
El personaje secundario tomaría el protagónico

Pero como no es así...
Simplemente seguiré
Emulando a mi tortuga
Retrayéndome en la tierra de mi indiferencia

Hasta las refacciones encontrar
Para la perfidia que supones "amistad".

miércoles, 27 de mayo de 2009

Día 143. La nostalgia que puedes evitar

El día en que el sandwich se cayó al piso durante el recreo
La tarde lluviosa que me condenó a mi cama durante dos semanas
La fila de Frapuccinos acumulándose en la barra del Starbucks
Y el carrito de lavandería el pasado junio...

Recuerdos que vienen con fuerza
Memorias que pudieran perderse sin importarme
Lecciones sobre lo que espero no vuelva a suceder
Y heme aquí de nuevo
Tratando de ganar un poco más de pasta
A sabiendas de lo que me espera

Renders, Bones, texturas
Barritas, monitos
Qué nostalgia tan masoquista
¿Qué falta ahora, volver al arte del café?

jueves, 14 de mayo de 2009

Día 133. De lo que encontramos al fondo del baúl

Miradas al pasado
Análisis de los vestigios
Lo que quedó en el camino
Lo que se puede rescatar
Lo que aún significa algo.

Es menester volver de vez en vez
Recordarnos cuando retoños
Revisar la ingenuidad
Y contemplar la evolución
Infeliz el que permanece inmóvil
El que le teme al cambio.

jueves, 7 de mayo de 2009

Día 126. De lo que perdemos en el camino

Rara es la vez, en la que ponemos atención a lo que perdemos en el camino.
La sutil belleza del destello nostálgico que nos hace voltear.
Un suave aroma que se cruza en el camino.
El áspero tacto de una intangible realidad.
Las largas caminatas por pasillos encerados,
Por palacios de celestiales bóvedas.
El tamaño relativo del mundo, el tiempo y la vida.

Sólo lo que perdemos es notado.
Sólo lo que persevera en la ausencia demuestra su valor.
Porque el cambio, es un simple evento instantáneo.
Y la enseñanza, difícilmente se encapulla para tornarse actitud.
Saltos entre residuos de maestros y promesas rotas por la desidia.

Peleemos por los recuerdos.
Rescatemos la nostalgia.
Respiremos el destello de la vida.
Revivamos nuestra personalidad.
Moldeemos la adversidad en un cúmulo de subsecuentes emociones.
Creemos una nueva vida a partir de nuestra esencia.
Movámonos.
Caminemos.
Corramos.
Volemos.
Hasta encontrar nuestro propio horizonte.

martes, 5 de mayo de 2009

Un hallazgo curioso


Encontré esto junto con un par de objetos interesantes ayer.

sábado, 2 de mayo de 2009

Día 121. Del fondo que todos tocamos

¿Qué se necesita para un cambio?
Malas noticias. Las buenas acentúan la rutina.
¿Qué se necesita para que el cambio sea una actitud?
Una crisis. Las soluciones terminan el problema.
Ambas se saltan los modales.
No llaman a la puerta, inquietas, esperando ser atendidas.
Irrumpen como quieren, destrozando los planes y las esperanzas.

Eventualmente se controlan, se ocultan.
Pero difícilmente se erradican.
Las crisis, poderosas pueden ser.
Cuando el combustible perfecto llega como alimento.
Una vez dentro de la espiral, las tentaciones se multiplican.
Los errores, comunes llegan a ser.
Cual rémoras, terminan volviéndose parte del devenir.

Y un día, la realidad azota la puerta, buscando a la crisis.
Víctima del Estocolmo, las protegemos.
Después de todo, las alimentamos, las domesticamos.
Incapaces de destruirlas, nos volcamos a la adopción.
Ahora, conscientes del error, todo se vuelve del revés.

Entonces peleamos, luchamos, retamos, y pensamos.
- Cómo lo dejé crecer.
- Qué tanto lo alimenté.
- Y pensé que no se podía detener.
- Realmente no vi lo delgada que era la alfombra.
- Creí que mi dedo podía cubrirte, oh astro rey.

La ofuscación no deja camino a la razón.
Ahogado estás en tu propio pecado, en la omisión, en la ignorancia obligada.
Las orillas se alzan, la corriente acelera.
Las paredes se ciernen, dejan las formas detrás.
El cubo de contención se transfigura, y un embudo de pronto ya es.
Sin fronteras definidas, sin escalones ni manijas.
Grita, chilla, nada, ahógate.
Mueres por segundos. Y tu cuerpo se deja ir... se deja llevar, sin fuerzas.
Hasta que reúna la voluntad de erguirse...

Despierto, una mañana.
Y todo se ve tan claro.
Como si la tormenta no hubiera arreciado.
Bien podría tratarse del primer día de mi vida.
La crisis pasó.
Apenas duró media hora.
Pero el eco de la memoria, trae de nuevo el amargo trago de la conformidad.
Tomo una mochila y me marcho.
No hay opción. Debo cambiar el destino.