My life, has been extraordinary: blessed and cursed and won.


viernes, 24 de octubre de 2008

¿Y las razones?

Que bonito es escucharme en un estado de felicidad, pero... creo que aún no he explicado la razón de mi optimismo y buena vibra. Y la verdad es que todo comenzó cuando regresé de imprevisto al DF, hace ya como un mes, precisamente cerca del 20 septiembre para una conferencia de prensa del Riviera Maya Underground Film Festival, la cuarta edición de un festival de cine que se ha convertido en una necesidad anual para varios de nosotros -incluyendo al buen Aleks Hausleber que se quedó con las ganas de asistir -. La visita fue de tres días, uno para llegar, otro para la rueda y otro para salir de la cuidad. En realidad no puedo definir con certeza en qué momento del viaje hubo una chispa que alejó a la depresión y a las malas vibras (originadas, precisamente, por no estar en el DF), pero cuando regresé de vuelta a Cancún, me encontré con un estado de paz y tranquilidad que no conseguía explicar.
Y de esa manera, poco a poco se fueron dando las cosas. El programa de Indie Sound por fin encontró la cohesión y está saliendo adelante bastante bien, encontré un buen trabajo haciendo lo que me gusta hacer, regresamos durante una semanita a Playa del Carmen al RMUFF, y bueno creo que esta entrada tiene que terminar para dar cabida a lo que yo quiero llamar "La experiencia RMUFF", y, más que una entrada de blog, lo que en verdad planeo hacer es una crónica detallada de lo que ha significado el festival a nivel personal y colectivo. Quiero reunir distintos puntos de vista, opiniones y críticas de todo lo que ha sido el festival durante sus tres ediciones y tener una memoria escrita de todo. De mi parte es todo, ya me van a correr de las oficinas y mejor me voy. Bye por el momento.

My fate glows in BLUE!!


So... so you think you can tell...

Heaven from hell...

Blue skies with rain...

Can you tell a green field...

Bueno parece que ya se sabe de qué rola estoy hablando... y así es como mi mente divaga en una de las mejores etapas de los últimos años, no por las grandes aventuras que haya vivido, sino por la enorme carga de paz interior con la que me he visto bendecido.

En estos últimos meses me he sentido volar y arrastrar, lleno de vida y miseria a la vez. Y es en una extraña época de contrastes donde súbitamente una gran esfera de paz me ha devorado, mandándome a un estado letárgico donde finalmente he logrado conectarme con mi núcleo y esencia. Y ya de vuelta a mi hogar - en todos los sentidos imaginables - he logrado ver al cielo y sonreír, soñando con un mañana que, aunque se antoja difícil, será un gran tiempo para estar vivo.

No sé qué fue lo que pasó, pero la fugaz visita al Distrito Federal comenzó por desintegrar las cataratas de mi alma, abriéndome paso al verdadero sendero de la tierra y el cielo, hasta llegar a un punto en donde puedo sentir cómo es que todo está conectado: los objetos, las personas, y las acciones que tomamos para formar nuestro destino.