Mis ánimos han decaído. Mi seguridad y confidencia como futuro escritor se han caído. Es hora de mi caída, de la muerte de mi esperanza. El plan de vida mental trazado se ha destruido, mis murallas han cedido. Y todo por una crítica que me ha abierto los ojos. La desconfianza que me invadía en las noches de creación insípida y corrección soberbia por fin ha demostrado ser real. No era un producto de mi paranoia, sino una punzada de realidad que trataba de desinflar el globo de arrogancia en el cual me estaba metiendo. Por el momento trataré de aferrarme a aquello que considero mi don, aunque me parezca que se escurre inexorablemente como fina y delgada arena.
Muerto deseando poseer una pluma del fénix que me ha rescatado tantas veces en anteriores ocasiones.
1 comentario:
Los dos textos juntos son muy buenos...
La metáfora literal del fénix es tan bonita en esta entrada.
Yo también daría todo por un fénix.
Jaa na !!
Publicar un comentario