El día en que el sandwich se cayó al piso durante el recreo
La tarde lluviosa que me condenó a mi cama durante dos semanas
La fila de Frapuccinos acumulándose en la barra del Starbucks
Y el carrito de lavandería el pasado junio...
Recuerdos que vienen con fuerza
Memorias que pudieran perderse sin importarme
Lecciones sobre lo que espero no vuelva a suceder
Y heme aquí de nuevo
Tratando de ganar un poco más de pasta
A sabiendas de lo que me espera
Renders, Bones, texturas
Barritas, monitos
Qué nostalgia tan masoquista
¿Qué falta ahora, volver al arte del café?
My life, has been extraordinary: blessed and cursed and won.
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miércoles, 27 de mayo de 2009
jueves, 14 de mayo de 2009
Día 133. De lo que encontramos al fondo del baúl
Miradas al pasado
Análisis de los vestigios
Lo que quedó en el camino
Lo que se puede rescatar
Lo que aún significa algo.
Es menester volver de vez en vez
Recordarnos cuando retoños
Revisar la ingenuidad
Y contemplar la evolución
Infeliz el que permanece inmóvil
El que le teme al cambio.
Análisis de los vestigios
Lo que quedó en el camino
Lo que se puede rescatar
Lo que aún significa algo.
Es menester volver de vez en vez
Recordarnos cuando retoños
Revisar la ingenuidad
Y contemplar la evolución
Infeliz el que permanece inmóvil
El que le teme al cambio.
jueves, 7 de mayo de 2009
Día 126. De lo que perdemos en el camino
Rara es la vez, en la que ponemos atención a lo que perdemos en el camino.
La sutil belleza del destello nostálgico que nos hace voltear.
Un suave aroma que se cruza en el camino.
El áspero tacto de una intangible realidad.
Las largas caminatas por pasillos encerados,
Por palacios de celestiales bóvedas.
El tamaño relativo del mundo, el tiempo y la vida.
Sólo lo que perdemos es notado.
Sólo lo que persevera en la ausencia demuestra su valor.
Porque el cambio, es un simple evento instantáneo.
Y la enseñanza, difícilmente se encapulla para tornarse actitud.
Saltos entre residuos de maestros y promesas rotas por la desidia.
Peleemos por los recuerdos.
Rescatemos la nostalgia.
Moldeemos la adversidad en un cúmulo de subsecuentes emociones.
Creemos una nueva vida a partir de nuestra esencia.
Movámonos.
Caminemos.
Corramos.
Volemos.
Hasta encontrar nuestro propio horizonte.
La sutil belleza del destello nostálgico que nos hace voltear.
Un suave aroma que se cruza en el camino.
El áspero tacto de una intangible realidad.
Las largas caminatas por pasillos encerados,
Por palacios de celestiales bóvedas.
El tamaño relativo del mundo, el tiempo y la vida.
Sólo lo que perdemos es notado.
Sólo lo que persevera en la ausencia demuestra su valor.
Porque el cambio, es un simple evento instantáneo.
Y la enseñanza, difícilmente se encapulla para tornarse actitud.
Saltos entre residuos de maestros y promesas rotas por la desidia.
Peleemos por los recuerdos.
Rescatemos la nostalgia.
Respiremos el destello de la vida.
Revivamos nuestra personalidad.Moldeemos la adversidad en un cúmulo de subsecuentes emociones.
Creemos una nueva vida a partir de nuestra esencia.
Movámonos.
Caminemos.
Corramos.
Volemos.
Hasta encontrar nuestro propio horizonte.
sábado, 2 de mayo de 2009
Día 121. Del fondo que todos tocamos
¿Qué se necesita para un cambio?
Malas noticias. Las buenas acentúan la rutina.
¿Qué se necesita para que el cambio sea una actitud?
Una crisis. Las soluciones terminan el problema.
Ambas se saltan los modales.
No llaman a la puerta, inquietas, esperando ser atendidas.
Irrumpen como quieren, destrozando los planes y las esperanzas.
Eventualmente se controlan, se ocultan.
Pero difícilmente se erradican.
Las crisis, poderosas pueden ser.
Cuando el combustible perfecto llega como alimento.
Una vez dentro de la espiral, las tentaciones se multiplican.
Los errores, comunes llegan a ser.
Cual rémoras, terminan volviéndose parte del devenir.
Y un día, la realidad azota la puerta, buscando a la crisis.
Víctima del Estocolmo, las protegemos.
Después de todo, las alimentamos, las domesticamos.
Incapaces de destruirlas, nos volcamos a la adopción.
Ahora, conscientes del error, todo se vuelve del revés.
Entonces peleamos, luchamos, retamos, y pensamos.
- Cómo lo dejé crecer.
- Qué tanto lo alimenté.
- Y pensé que no se podía detener.
- Realmente no vi lo delgada que era la alfombra.
- Creí que mi dedo podía cubrirte, oh astro rey.
La ofuscación no deja camino a la razón.
Ahogado estás en tu propio pecado, en la omisión, en la ignorancia obligada.
Las orillas se alzan, la corriente acelera.
Las paredes se ciernen, dejan las formas detrás.
El cubo de contención se transfigura, y un embudo de pronto ya es.
Sin fronteras definidas, sin escalones ni manijas.
Grita, chilla, nada, ahógate.
Mueres por segundos. Y tu cuerpo se deja ir... se deja llevar, sin fuerzas.
Hasta que reúna la voluntad de erguirse...
Despierto, una mañana.
Y todo se ve tan claro.
Como si la tormenta no hubiera arreciado.
Bien podría tratarse del primer día de mi vida.
La crisis pasó.
Apenas duró media hora.
Pero el eco de la memoria, trae de nuevo el amargo trago de la conformidad.
Tomo una mochila y me marcho.
No hay opción. Debo cambiar el destino.
Malas noticias. Las buenas acentúan la rutina.
¿Qué se necesita para que el cambio sea una actitud?
Una crisis. Las soluciones terminan el problema.
Ambas se saltan los modales.
No llaman a la puerta, inquietas, esperando ser atendidas.
Irrumpen como quieren, destrozando los planes y las esperanzas.
Eventualmente se controlan, se ocultan.
Pero difícilmente se erradican.
Las crisis, poderosas pueden ser.
Cuando el combustible perfecto llega como alimento.
Una vez dentro de la espiral, las tentaciones se multiplican.
Los errores, comunes llegan a ser.
Cual rémoras, terminan volviéndose parte del devenir.
Y un día, la realidad azota la puerta, buscando a la crisis.
Víctima del Estocolmo, las protegemos.
Después de todo, las alimentamos, las domesticamos.
Incapaces de destruirlas, nos volcamos a la adopción.
Ahora, conscientes del error, todo se vuelve del revés.
Entonces peleamos, luchamos, retamos, y pensamos.
- Cómo lo dejé crecer.
- Qué tanto lo alimenté.
- Y pensé que no se podía detener.
- Realmente no vi lo delgada que era la alfombra.
- Creí que mi dedo podía cubrirte, oh astro rey.
La ofuscación no deja camino a la razón.
Ahogado estás en tu propio pecado, en la omisión, en la ignorancia obligada.
Las orillas se alzan, la corriente acelera.
Las paredes se ciernen, dejan las formas detrás.
El cubo de contención se transfigura, y un embudo de pronto ya es.
Sin fronteras definidas, sin escalones ni manijas.
Grita, chilla, nada, ahógate.
Mueres por segundos. Y tu cuerpo se deja ir... se deja llevar, sin fuerzas.
Hasta que reúna la voluntad de erguirse...
Despierto, una mañana.
Y todo se ve tan claro.
Como si la tormenta no hubiera arreciado.
Bien podría tratarse del primer día de mi vida.
La crisis pasó.
Apenas duró media hora.
Pero el eco de la memoria, trae de nuevo el amargo trago de la conformidad.
Tomo una mochila y me marcho.
No hay opción. Debo cambiar el destino.
jueves, 30 de abril de 2009
Día 120. Del hartazgo
Ya, hoy es el día en que exploto.
Ya, basta de mentiras.
De paranoias.
De cubrebocas para callar la opinión.
De comprar falsas esperanzas.
De protegerse de la ausencia.
De ponerse a la defensiva.
De ver a todos con sospechas.
De creer que la punta del país ya está infectada.
De imaginarse enfermos.
De alucinar epidemias.
De caminar por la capital.
De pisar la realidad.
Ya.
¿No?
lunes, 27 de abril de 2009
Día 117. En la niebla
Me han atacado de nuevo con la criptonita.
No sé cuántos lunes más pasaré hundiéndome en la incertidumbre.
Sé lo que está perdido, pero no sé cómo encontrarlo.
Y es que cómo se halla, el elemento de la confianza.
Muchos sucumben a la locura, mientras su vida se escurre sin hallar respuesta.
Recuerdo los principios de Darwin, y suspiro.
Todo es cuestión de tiempo y voluntad.
La inmutabilidad se prueba como el camino más corto a la fosilización.
La apertura, la nueva Obamización de la cultura.
Pero el cambio se construye entre sueños y temores, por ende, sólo unos cuantos le sobreviven.
Oh, cómo deseo ser aquel impávido que se lanza a la niebla de lo desconocido, esperando encontrar un destino antes de incustarse con el fin de su tiempo.
No sé cuántos lunes más pasaré hundiéndome en la incertidumbre.
Sé lo que está perdido, pero no sé cómo encontrarlo.
Y es que cómo se halla, el elemento de la confianza.
Muchos sucumben a la locura, mientras su vida se escurre sin hallar respuesta.
Recuerdo los principios de Darwin, y suspiro.
Todo es cuestión de tiempo y voluntad.
La inmutabilidad se prueba como el camino más corto a la fosilización.
La apertura, la nueva Obamización de la cultura.
Pero el cambio se construye entre sueños y temores, por ende, sólo unos cuantos le sobreviven.
Oh, cómo deseo ser aquel impávido que se lanza a la niebla de lo desconocido, esperando encontrar un destino antes de incustarse con el fin de su tiempo.
viernes, 24 de abril de 2009
Día 114. Del estrés en viernes
Viernes, añorado siempre en la primaria.
Y en la secundaria.
Y en la prepa.
Vaya, hasta en la universidad.
Y ahora, aún hoy, también.
La tarde soleada en el parque.
El torrente de emoción ante la reja de la libertad condicionada.
La ruptura de candados de rutina.
El ocio y el juego sin remordimientos.
Todo esto se rompió hoy.
El cráneo me oprimió el cerebro.
La gravedad encontró nido en mis hombros y se echó a dormir.
Mis ojos querían autoclausurarse.
Y la mente se mecía aletargada entre el vaivén del día.
De Starbucks al internet. Y de ahí al temor por la Influenza, cuya sombra se cierne más allá de nuestras fronteras, y el miedo se esparce a través de titulares y cabezas amarillistas.
Que si hay vacuna, que si no.
Que si ya se fue a los estados, que si no.
Y todos tiemblan al ver un estornudo.
Y todos se preguntan "¿Por qué aquí?".
Nadie lo sabe.
Nadie responde.
Todos beben el jugo de la paranoia.
Y en la secundaria.
Y en la prepa.
Vaya, hasta en la universidad.
Y ahora, aún hoy, también.
La tarde soleada en el parque.
El torrente de emoción ante la reja de la libertad condicionada.
La ruptura de candados de rutina.
El ocio y el juego sin remordimientos.
Todo esto se rompió hoy.
El cráneo me oprimió el cerebro.
La gravedad encontró nido en mis hombros y se echó a dormir.
Mis ojos querían autoclausurarse.
Y la mente se mecía aletargada entre el vaivén del día.
De Starbucks al internet. Y de ahí al temor por la Influenza, cuya sombra se cierne más allá de nuestras fronteras, y el miedo se esparce a través de titulares y cabezas amarillistas.
Que si hay vacuna, que si no.
Que si ya se fue a los estados, que si no.
Y todos tiemblan al ver un estornudo.
Y todos se preguntan "¿Por qué aquí?".
Nadie lo sabe.
Nadie responde.
Todos beben el jugo de la paranoia.
jueves, 23 de abril de 2009
Día 113. De lo sublime
El día en que el número "dos" se vuelve un enemigo.
Y el 440 se ve amigable.
Un día en que la frustración no me sedujo. Un día de gloria.
Páginas que transportan a un pasado irreal, sublime, y añorable.
Añoranzas de queso sin marca ni etiqueta.
Hogazas de pan que se vuelven manzanas de Eva.
Una mañana con foquitos verdes que no cambian cuando quiero, de gritos insoportables.
El mediodía en paz, la tarde en estrés.
Y para concluir, le agradezco a la publicidad que me llevará a casa más temprano.
Esperando encontrarme con algo que rompa la rutina.
Y el 440 se ve amigable.
Un día en que la frustración no me sedujo. Un día de gloria.
Páginas que transportan a un pasado irreal, sublime, y añorable.
Añoranzas de queso sin marca ni etiqueta.
Hogazas de pan que se vuelven manzanas de Eva.
Una mañana con foquitos verdes que no cambian cuando quiero, de gritos insoportables.
El mediodía en paz, la tarde en estrés.
Y para concluir, le agradezco a la publicidad que me llevará a casa más temprano.
Esperando encontrarme con algo que rompa la rutina.
viernes, 6 de marzo de 2009
Día 65 - Sobre la emotividiad
Puedo decir que nací como cualquier bebé, crecí como algunos niños y entré en la pubertad con un espinazo de autómata. En algún punto entre el punto A y el B perdí la emotividad, o me gustaría decir, que la suprimí. Es algo de lo que me he percatado últimamente, viviendo semanas un tanto intensas en El Periódico, escuchando historias que deberían asquearme, enojarme, indignarme, declaraciones que parecen mofas a la autoridad, hechos verdaderamente inconcebibles para todo aquel idealista que aún crea que las leyes son para cumplirse. Y todo lo que logran arrancarme es una subida de ceja, y un silencioso "mmmta".
Fue entonces que comencé a cuestionarme si esta falta de asombro es intrínseca, propia e individual, o si es un fenómeno colectivo que sucede en otras personas de mi edad y condición social. Esta cuestión no vino sola, como una espontánea chispa de luz que me dijo "oyeee, estás maaal!!"... no. También fue un colateral de una airada discusión sobre la educación, la influencia de los medios en la conducta social y los límites de la conciencia y el libre albedrío... osea, como cualquier discusión de sobremesa ¿no? Tal vez... tal vez no.
Bueno, el caso es que yo "defendía" a un videojuego japonés (al estilo de Grand Theft Auto, pero donde tienes que violar y matar personas en orgías y cosas así para pasar las misiones) que hacía un poco de bulla en la página de El Universal, y a lo cual, una compañera se escandalizó. Como lo mencioné anteriormente, a mí sólo me arrancó un "orale", y volví a mi trabajo. Entonces le dije que el videojuego era sólo eso, que no tenía por qué gritar, si la decisión de jugarlo recae en la persona, con su libre albedrío incorporado, ya que el juego no tenía ninguna conciencia amenazadora que obligara al "niño" a poner las manos encima. Bueno, de ahí se soltaron los toros, y como todas las editoras son mujeres, peor tantito. Para cuando pude detenerme a reflexionar, me di cuenta que estaban motivadas por algo, un enojo y una indignación de las que yo carecía, sin saber realmente por qué.
Y puede ser, que en realidad no sea tan emotivo, por un cierto temor que tengo al compromiso. Ahorita lo puedo aceptar abiertamente, tengo una reticencia a involucrarme en actos que requieran de un compromiso enorme, como el compartir una ideología externa a mi persona - de ahí la imposibilidad de poder adoptar una religión concreta. Demasiadas dudas, demasiados contras que al final no sopesan los pros.
Desafortunadamente, mi carácter emotivo y visceral también debe mantenerse alejado del compromiso que genera el compartir ideas ó movimientos, y ahí está el núcleo del problema. Si lo siento, terminaría comprometido, y eso es algo que no me gusta hacer en muchos casos, por eso me mantengo distante y evasivo con ciertos temas, desdeñándolos y atribuyéndolos a nuestra (maldita?) naturaleza.
jueves, 5 de marzo de 2009
Día 64 - La 100
Ay, este post es especial... por el hecho de cumplir las 100 entradas en emi blog. Si tuviera boca, seguro que le compraría un pastel. Tal vez no las tenga enumeradas, pero en mi esquema sí que se marca la diferencia. Tan sólo considerando el hecho de que este blog ya tiene dos años y unos mesesillos más, significa mucho para el autor, aún más que como lo ha significado para los diversos lectores que se han parado por aquí para leerme. Las intenciones de mi Tintero Azul han ido cambiando y mutando a lo largo del tiempo, y cuando se lee de corrido, se pueden identificar las estapas en donde el tiempo me era un lujo para gastar, y otras en donde ni siquiera me acordaba de mi pobre rinconcito de creación y recreación.
Notas de felicidad y tristeza, de abandono, desesperanza, temas públicos, personales, reflexiones, avances, y otros 2 spin offs especializados en cine y proyectos literarios personales, han sido los frutos de la escritura online.
En otros aspectos, he de ser honesto. No tengo legiones de lectores, pero con la popularización de los blogs, ya es difícil sobresalir a primera vista del resto. Pero tampoco busco la fama a través de mi página. Si alguien lo encuentra y se dedica a leerlo, chido, si no le gusta, tampoco. Al fin y al cabo, esto es simplemente un espacio personal, en donde escribo sobre lo que me gusta y me parece interesante, no trato de sacarle un provechoo comercial.
Algo que tampoco tengo es la paciencia, ni la constancia, para escribir tan a menudo como me gustaría. Tengo un número no muy grande de borradores, que posiblemente jamás verán la luz, y eso de lo debo a la decidia y la flojera que me invaden, sin contar que, con la ausencia de mi querida laptop, el tiempo frente a una computadora se reduce bastante.
Otro factor que debo destacar son los lectores que tengo. Sí, puede que sean pocos ó esporádicos, pero cada comentario lo recibo con verdadero aprecio, y es que a la fecha, todos han sido de pulgares para arriba. Algunos me han dicho de los fragmentos de historias que he subido, otros de las experiencias sobre el último semestre que - a duras penas - logré plasmar en varias entradas.
Y después de 100 entradas, sólo quedan otras 100 por venir ¿o no? Aún me queda mucha vida por relatar, muchas experiencias por compartir, y muchos objetivos por alcanzar, que serán, con todo orgullo, pavoneados en el blog.
Notas de felicidad y tristeza, de abandono, desesperanza, temas públicos, personales, reflexiones, avances, y otros 2 spin offs especializados en cine y proyectos literarios personales, han sido los frutos de la escritura online.
En otros aspectos, he de ser honesto. No tengo legiones de lectores, pero con la popularización de los blogs, ya es difícil sobresalir a primera vista del resto. Pero tampoco busco la fama a través de mi página. Si alguien lo encuentra y se dedica a leerlo, chido, si no le gusta, tampoco. Al fin y al cabo, esto es simplemente un espacio personal, en donde escribo sobre lo que me gusta y me parece interesante, no trato de sacarle un provechoo comercial.
Algo que tampoco tengo es la paciencia, ni la constancia, para escribir tan a menudo como me gustaría. Tengo un número no muy grande de borradores, que posiblemente jamás verán la luz, y eso de lo debo a la decidia y la flojera que me invaden, sin contar que, con la ausencia de mi querida laptop, el tiempo frente a una computadora se reduce bastante.
Otro factor que debo destacar son los lectores que tengo. Sí, puede que sean pocos ó esporádicos, pero cada comentario lo recibo con verdadero aprecio, y es que a la fecha, todos han sido de pulgares para arriba. Algunos me han dicho de los fragmentos de historias que he subido, otros de las experiencias sobre el último semestre que - a duras penas - logré plasmar en varias entradas.
Y después de 100 entradas, sólo quedan otras 100 por venir ¿o no? Aún me queda mucha vida por relatar, muchas experiencias por compartir, y muchos objetivos por alcanzar, que serán, con todo orgullo, pavoneados en el blog.
martes, 3 de marzo de 2009
Día 62 - Preparativos
Comienzan los preparativos para mi (primer?) viaje a D.F. Me ha costado trabajo reunir el dinero, y me he echado encima las críticas de mi familia, pero aún así ya están los preparativos para el viaje. La razón, la primera presentación de Radiohead en más de diez años.
En otros temas, ya me inscribí al taller de creatividad literaria, en un esfuerzo por activar mi creatividad a voluntad, en lugar de esperar a que la chispa se prenda, y ver si de alguna manera puedo encender el "Trance" más a menudo.
De igual manera, estoy tratando de ver si se arma el grupo para el taller literario con la maestra Maribel.
Estas entradas son especiales, porque significan un paso más cerca de la número 100, a festejarse con algo más que sólo letras.
En otros temas, ya me inscribí al taller de creatividad literaria, en un esfuerzo por activar mi creatividad a voluntad, en lugar de esperar a que la chispa se prenda, y ver si de alguna manera puedo encender el "Trance" más a menudo.
De igual manera, estoy tratando de ver si se arma el grupo para el taller literario con la maestra Maribel.
Estas entradas son especiales, porque significan un paso más cerca de la número 100, a festejarse con algo más que sólo letras.
lunes, 26 de enero de 2009
Día 27 - Tuerto por 24 horas

Hoy desperté con un horrible dolor en el ojo y no se me quitó en toda la mañana. Al mismo tiempo que sentía punzadas en el ojo, unas gruesas lágrimas escurrían por mis ojos. En la tarde me llevaron al doctor quién me diagnostico una basura en el ojo. Ahora me van a quitar el parche hasta mañana a las 4.
sábado, 24 de enero de 2009
Día 24 - 2009, mi año de transición
Así como al principio de su designación, al nuevo Sumo Pontífice de la Iglesia Católica se le consideró un "Papa de Transición" - porque se creía que no les iba a durar mucho -, estoy considerando al 2009 como mi propio año de transición. Año en donde debo concluir con mi primera etapa en la universidad para poder entrar a otra etapa - aún desconocida - diferente, mejor. Pronto volveré a centrar este tema dentro de mis propias discusiones internas, pero ahora que pude ver entre la espesa bruma que bloquea el conocimiento del futuro a nuestro espíritu, haré todo lo posible por terminar de atar los cabos sueltos de mi vida durante el 2009.
De esta manera, mi año no tratará sobre nuevos propósitos y retos a cumplir, sino que lo centraré en concluir los proyectos pendientes, pagar las deudas restantes, y, en pocas palabras, cerrar los círculos incompletos de mi vida... incluyendo pagar el karma pendiente, por muy doloroso que me resulte al final.
miércoles, 21 de enero de 2009
Día 22 - atardecer en la calle
Ya se me hace raro circular por la tarde encaminándome hacia un destino que no sea mi trabajo. Me gusta el rollo del periódico, pero el horario puede resultar agobiante. Las clases han comenzado de nuevo, y yo sigo fuera de la escuela.
Con este semestre se suma ya un año "sabático", con un Aldous sintiéndose aún ligado a una escuela que está a punto de sacudírselo del regazo, arrojándolo al vórtice del quehacer cotidiano. Aún y con todos los miedos que implica, quiero ya dar el próximo paso, porque si algún ciclo se ha manifestado como omnisciente a lo largo de mis 22 años, ha sido que siempre parezco ir un paso atrás de los demás. Y en realidad no es que sea un rezagado en la escuela, éste ciclo se me aparece de muchas formas, en miles de situaciones, y parece que por fin he logrado comprender que tal vez sea la vida la que me esté llevando a un ritmo, igual y para enseñarme una lección - que aprenda a no ser tan desesperado - ó que simplemente se me esté inculcando el hábito de esperar a que las cosas "caigan bajo su propio peso".
Y ese que si hay algo que me gusta hacer, es forzar las cosas. Desde espiar en los regalos de Navidad, hasta leer los spoilers del manga de Naurto, y rompiendo el límite buscando alguien que pueda revelarme el futuro a través de métodos de adivinación, tengo una inexorable tentación por tener las cosas cuando yo quiero, de la manera en que yo quiero. Siempre ha sido así, y sé que es un error.
Siendo un creyente de las vidas pasadas, estoy casi seguro de que la lección a aprender en este ciclo es el de la paciencia, la tolerancia, y el respeto. Y lo intuyo porque son las pruebas más difíciles que se me han presentado en la vida, la paciencia en situaciones, la tolerancia a los demás, y el respeto al prójimo y a mí mismo. Quien sabe, pueden ser meras cavilaciones de un editor cansado en un día pesado. O pude haber descubierto un poco de luz en el asunto.
jueves, 8 de enero de 2009
2009 - Día Ocho
Bueno, no he escrito en siete días, lo que prácticamente anula la primera promesa del año: escribir todos los días. Pero bueno, como no he estado haciendo taaaanto, puedo resumir los últimos acontecimientos en mi vida.
1. Aprendí lo que es la cuesta de enero. A pesar de que ni compré cena, ni compré el arbolito, ni llevé a cabo los gastos reales que uno suele hacer, sí se me fue una parte de mi quincena en los regalos de Navidad. Aunque realmente la cuesta de enero, la padecí en la segunda quincena de diciembre, ya comprendí que ahorrar lo más posible es la clave a mi futuro viaje para ver a Radiohead.
2. Día de Reyes. Dos regalazos me alegraron el Día de Reyes, el cual iba a ser completamente trivial este año, debido a la precaria situación económica por la que estamos atravesando. De cualquier manera, eso no impidió que me trajeran un celular nuevo - del que ya estoy enamorado - y un morral con la forma de la jícara (desconozco la traducción literal de Gourd, en este momento, chequen la hora de publicación) de Gaara, que está muy chida.
3. Salí con la buena banda. Sin foto para adornar esta entrada, el sábado salí con los viejos amigos en una de esas noches donde el destino viene con todo para desarmarte el plan. Apenas los alcancé en Guanatos, pagaron la cuenta y se dispusieron a ir a Pure, plan que al principio pensé sería medio tedioso para mí, pero que al final acepté. En esta primera etapa estaban Jorge, Armando, Lety Pimentel, Mariel, Vianney, Carlos, Esaú y Ximena. Al encontrar el lugar prácticamente vacío, optamos por salir al estacionamiento para enfrascarnos en una discusión épica sobre si aventarnos a la aventura para ir a Playa del Carmen en ese momento (era como la una y media de la mañana) ó ir a Dubai. Por fortuna, entramos en razón y llegamos a un atascado Dubai, que celebraba ese día el Juguetón de TV Azteca, y donde esperamos un buen rato como limosneros, esperando - ingenuamente - que nos dejarían pasar sin tener mesa a esas horas. A esta etapa se nos zafó Jorge, quien ya no llegó. Lo chistoso del asunto fue el cadenero, preguntándonos cuántos éramos - y respondiendo 6 ó 7 - contra 25 que estaban al lado de nosotros. Y los dejaron pasar primero a ellos... Finalmente, Mariel accedió a dar su casa para la fiestecilla casera, y en esta tecera etapa se desaparecieron Lety, Carlos y Vianney, por lo que la super fiesta fue atendida por Mariel, Armando, Esaú, Ximena y yo. Quinteto diverso y animado, disfrutamos un rato agradable (por lo menos yo me divertí), y despedimos a Ximena y Esaú a eso de las tres y media de la mañana. Armando y yo nos quedamos un ratito más, pero al final nos pasamos a retirar a eso de las cuatro y cachito. Finalmente, me despertaron a las nueve de la mañana... como odio que pase eso...
3. Me tomé un buen día de descanso. Ignorando que apenas me pagaron una cuarta parte de la quincena, me pasé mi día de descanso en Playa del Carmen, recorriendo calles, viendo gente, y al final, buenas risas en Madagascar 2. Todo esto en compañía de mi compa, Mario Arnal. Cabe destacar que ambos tuvimos un buen respiro.
En fin, ésa fue mi semana, y eso que no estoy ahondando en algunas confusiones y reveses que he tenido en cuanto a lo que quiero ser y hacer de mi vida en este año. Hay tantas opciones y tan poco dinero... que realmente no sé por qué me estoy partiendo la cabeza con eso. Por el momento, anhelo mi próxima quincena.
1. Aprendí lo que es la cuesta de enero. A pesar de que ni compré cena, ni compré el arbolito, ni llevé a cabo los gastos reales que uno suele hacer, sí se me fue una parte de mi quincena en los regalos de Navidad. Aunque realmente la cuesta de enero, la padecí en la segunda quincena de diciembre, ya comprendí que ahorrar lo más posible es la clave a mi futuro viaje para ver a Radiohead.
2. Día de Reyes. Dos regalazos me alegraron el Día de Reyes, el cual iba a ser completamente trivial este año, debido a la precaria situación económica por la que estamos atravesando. De cualquier manera, eso no impidió que me trajeran un celular nuevo - del que ya estoy enamorado - y un morral con la forma de la jícara (desconozco la traducción literal de Gourd, en este momento, chequen la hora de publicación) de Gaara, que está muy chida.
3. Salí con la buena banda. Sin foto para adornar esta entrada, el sábado salí con los viejos amigos en una de esas noches donde el destino viene con todo para desarmarte el plan. Apenas los alcancé en Guanatos, pagaron la cuenta y se dispusieron a ir a Pure, plan que al principio pensé sería medio tedioso para mí, pero que al final acepté. En esta primera etapa estaban Jorge, Armando, Lety Pimentel, Mariel, Vianney, Carlos, Esaú y Ximena. Al encontrar el lugar prácticamente vacío, optamos por salir al estacionamiento para enfrascarnos en una discusión épica sobre si aventarnos a la aventura para ir a Playa del Carmen en ese momento (era como la una y media de la mañana) ó ir a Dubai. Por fortuna, entramos en razón y llegamos a un atascado Dubai, que celebraba ese día el Juguetón de TV Azteca, y donde esperamos un buen rato como limosneros, esperando - ingenuamente - que nos dejarían pasar sin tener mesa a esas horas. A esta etapa se nos zafó Jorge, quien ya no llegó. Lo chistoso del asunto fue el cadenero, preguntándonos cuántos éramos - y respondiendo 6 ó 7 - contra 25 que estaban al lado de nosotros. Y los dejaron pasar primero a ellos... Finalmente, Mariel accedió a dar su casa para la fiestecilla casera, y en esta tecera etapa se desaparecieron Lety, Carlos y Vianney, por lo que la super fiesta fue atendida por Mariel, Armando, Esaú, Ximena y yo. Quinteto diverso y animado, disfrutamos un rato agradable (por lo menos yo me divertí), y despedimos a Ximena y Esaú a eso de las tres y media de la mañana. Armando y yo nos quedamos un ratito más, pero al final nos pasamos a retirar a eso de las cuatro y cachito. Finalmente, me despertaron a las nueve de la mañana... como odio que pase eso...
3. Me tomé un buen día de descanso. Ignorando que apenas me pagaron una cuarta parte de la quincena, me pasé mi día de descanso en Playa del Carmen, recorriendo calles, viendo gente, y al final, buenas risas en Madagascar 2. Todo esto en compañía de mi compa, Mario Arnal. Cabe destacar que ambos tuvimos un buen respiro.
En fin, ésa fue mi semana, y eso que no estoy ahondando en algunas confusiones y reveses que he tenido en cuanto a lo que quiero ser y hacer de mi vida en este año. Hay tantas opciones y tan poco dinero... que realmente no sé por qué me estoy partiendo la cabeza con eso. Por el momento, anhelo mi próxima quincena.
jueves, 1 de enero de 2009
2009... día uno
A veces me prgunto por qué siempre nos deseamos un feliz año, a sabiendas que no todos los días serán felices, ni todos los meses serán buenos, y que inevitablemente pasarán cosas malas, tristes o desafortunadas ya sea en nuestra vida o en la de los seres queridos. Sin embargo, la respuesta es simple. Las personas tienden a pensar en la generalidad en lugar de en las particularidades. De esta manera, cuando recordamos el año viejo, no hacemos un minucioso recuento día por día de lo que nos sucedió en cada momento, y así como exaltamos los buenos recuerdos, también mencionamos mentalmente aquellos sucesos un tanto tristes, controversiales, ó de plano adversos.
De esta manera, yo sí quiero desear una feliz particularidad a todos, quiero que en este 2009 se disfruten los momentos felices, se atesoren los minutos y los segundos en los que reímos, y se guarde respeto a aquellos inevitables sucesos que al final preferiríamos olvidar. Aquellos "sabios" que gustan de predecir los eventos venideros con gráficas, tablas, y mediciones cuánticas - los seres que le rinden tributo a deidades muchas veces más influyentes que la religión -, aquellos inmersos en un subjetivo mundo de montañas rusas y decisiones arriesgadas por tesoros intangibles, premios subjetivos y recompensas digitales, éllos, han predicho que este año será difícil para nuestro país en esa materia de cuyo nefasto nombre no quiero acordarme, pues la trataré de prohibir en mi léxico.
Anyways, estamos ante un año que se antoja difícil por la maldita crisis mundial, por lo menos es lo que dice el pronóstico. Sin embargo, yo estoy seguro de que será un gran año para mí y para algunos de mis compañeros y amigos, que por primera vez se enfrentan a un año completamente fuera de la escuela, desprotegidos ya de ese bendito escudo que nos define como "estudiantes".
Ahhhh, los estudiantes, nunca sabemos cuántos beneficios tenemos hasta que estamos a punto de verlos perdidos, aunque para algunos rezagados universitarios, como moi, éste es un privilegio en el que aún nos podemos revolcar.
Durante diciembre he vivido fuertes cambios emocionales, que por un momento se salieron de control, y que - casi mágicamente - se resolvieron en éstos últimos días. Esto me ha permitido empezar el año con la cabeza completamente en alto, sabiendo exactamente cuáles son mis metas y objetivos para el 2009, y hoy por hoy tengo la seguridad de que se verán cumplidos. ¿Cómo es que lo se? Jajaja... pues simplemente ¡no lo sé! Pero confío en que mi destino me guiará mientras camino. Y es que, muchas veces cuando nos ponemos a meditar qué es lo que queremos de la vida, o qué quiere la vida - ó Dios - de nosotros, nos detenemos a reflexionar cada aspecto de nuestras vidas, en lugar de continuar avanzando con la confianza de aque lo descubriremos en el camino.
De esta manera, yo sí quiero desear una feliz particularidad a todos, quiero que en este 2009 se disfruten los momentos felices, se atesoren los minutos y los segundos en los que reímos, y se guarde respeto a aquellos inevitables sucesos que al final preferiríamos olvidar. Aquellos "sabios" que gustan de predecir los eventos venideros con gráficas, tablas, y mediciones cuánticas - los seres que le rinden tributo a deidades muchas veces más influyentes que la religión -, aquellos inmersos en un subjetivo mundo de montañas rusas y decisiones arriesgadas por tesoros intangibles, premios subjetivos y recompensas digitales, éllos, han predicho que este año será difícil para nuestro país en esa materia de cuyo nefasto nombre no quiero acordarme, pues la trataré de prohibir en mi léxico.
Anyways, estamos ante un año que se antoja difícil por la maldita crisis mundial, por lo menos es lo que dice el pronóstico. Sin embargo, yo estoy seguro de que será un gran año para mí y para algunos de mis compañeros y amigos, que por primera vez se enfrentan a un año completamente fuera de la escuela, desprotegidos ya de ese bendito escudo que nos define como "estudiantes".
Ahhhh, los estudiantes, nunca sabemos cuántos beneficios tenemos hasta que estamos a punto de verlos perdidos, aunque para algunos rezagados universitarios, como moi, éste es un privilegio en el que aún nos podemos revolcar.
Durante diciembre he vivido fuertes cambios emocionales, que por un momento se salieron de control, y que - casi mágicamente - se resolvieron en éstos últimos días. Esto me ha permitido empezar el año con la cabeza completamente en alto, sabiendo exactamente cuáles son mis metas y objetivos para el 2009, y hoy por hoy tengo la seguridad de que se verán cumplidos. ¿Cómo es que lo se? Jajaja... pues simplemente ¡no lo sé! Pero confío en que mi destino me guiará mientras camino. Y es que, muchas veces cuando nos ponemos a meditar qué es lo que queremos de la vida, o qué quiere la vida - ó Dios - de nosotros, nos detenemos a reflexionar cada aspecto de nuestras vidas, en lugar de continuar avanzando con la confianza de aque lo descubriremos en el camino.
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