My life, has been extraordinary: blessed and cursed and won.


martes, 7 de julio de 2009

Ha pasado tiempo ya, y esta vez no tengo una metáfora abstraída de mi vida. Esta vez tengo varias cosas en la cabeza que no puedo dejar ir.


Primera, las votaciones. Es increíble que mucho nos quejemos del sistema, del mal gobierno, y que a la vez, tan poco conozcamos del sistema legislativo. Y es que cómo culpar a la flojera del mexicano, si con ese estigma nacemos y crecemos como sociedad, algunos más pegados que otros, pero que a final de cuentas reluce en uno u otro aspecto.

Por otro lado, cómo no culpar a la flojera del mexicano, si con la bocaza que tenemos para porferir insultos y mentadas, deberíamos tener al menos las ganas para luchar por un cambio. Triste parece ser, que la apatía y la indiferencia ya no es sólo de los jóvenes, de la generación Nintendo, Xbox, Playstation, cualquiera que sea la consola, sino también de los adultos, que primero la contagian y luego se quejan. Sí, yo como joven observador, culpo a los adultos, a todos aquellos que en los noventa se deprimieron con la crisis y comenzaron a alzar el puño contra el PRI y la política, mientras que los hoy veinteañeros grabaron las quejas y decidieron desencantarse, desde un principio, de un sistema que nada prometía, que nada ofrecía. Por eso pocos crecieron creyendo en Labastida, en Fox o el Peje, actores distintos de un proceso que ahora, ha vuelto al principio de un ciclo de casi ochenta años. Setenta para el PRI, doce para el PAN, y seguramente otros nueve para el PRI.

El instantáneo brillo de la izquiera en México, con López Obrador a la cabeza, es hoy, al menos en cifras, un mal sueño que terminó en burla. Dos presidentes en la República Mexicana, uno recorriendo el país como Benito Juárez, y otro tratando de continuar la política de Fox en la capital, a la vez que trata de ganar una lucha contra los verdaderos amos del país.

Y las elecciones, como bien se dice en las cadenas posteriores a una votación que sólo refleja la división de un pueblo, sirivieron para que los antiguos gestores del "dedazo", la corrupción, el malinchismo y el robo a las arcas nacionales, volvieran a instaurarse con toda su gloria en el Congreso. Ahora a ver quién los saca.
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Segunda, el voto blanco. Un matrimonio va a al supermercado a comprar fruta, y se encuentra con que sólo quedan cinco o seis canastas. La primera es de una marca que ya compró y no les gustó. La segunda es de una marca mas o menos digerible, pero es cara e importada. La tercera es de producción nacional, pero se ve "barata", y las otras dos son marcas completamente desconocidas para ellos. La esposa, que suele encargar al marido la lista con las compras, va decidida a elegir por cuenta propia, pero ante las opciones mostradas, termina indecisa y desilusionada. El marido advierte que la tienda cerrará pronto, y que el se irá con su elección. La esposa mira de una canasta a la otra, mientras ve pasar a otra mujer con la cara alzada, diciendo que no comprará nada porque ninguna le apateció. Ella, decidida, hace lo mismo. Contrariado, el marido se vuelve a comprar la fruta de la primera canasta. Al se recriminado por su elección, el marido le dice que se calle, porque ella tuvo la oportunidad de escoger y no lo hizo.

¿Para qué se vota en blanco? ¿Para seguir la visión de José Saramago en "Ensayo sobre la lucidez"? ¿Se pretende que México, un país que ni siquiera llega a leer un libro al año en promedio, recree los eventos de un país ficticio ideado por un escritor portugués? ¿A ese nivel?

El voto blanco hubiera sido un gran recurso de no ser por los millones de acarreados que a final de cuentas, inclinarán la balanza inexorablemente hacia los partidos con poder. Personalmente, nunca creí en el voto blanco, ni aún cuando era una rebelión mas "indie" entre algunos amigos. Sí, manifestar la desconfianza y el descontento hacia la clase política es un gran gesto de inconformidad, pero en un país que se maneja a base de fraudes, eso termina perdiendo fuerza y significado. Y al final de cuentas, las cifras del abstencionismo terminan por eclipsar al movimiento. Noble esfuerzo que pugna por un cambio, cuyo mayor logro fue convertirse en una burla por parte de los políticos, que sólo se vieron favorecidos con la manifestación.

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Tercera, el retorno del PRI a la mayoría del Congreso. Tristemente, ya lo veía venir (sí, como la canción de Moderatto). Luego de la cruenta guerra contra el narco y las miles de quejas hacia la administración de Calderón, además del payaso en el que acabó convertido nuestro Presidente Legítimo, sobrevino una incertidumbre sobre a quien darle el voto, en quien confiar, y, como el clásico magnate-villano en una película de espías, el PRI volvió a enamorar a las clases... no sé qué clases se enamoraron de nuevo del PRI, creo yo que las que no tienen memoria política, que no recuerdan las infamias descaradas de un partido tan sólido y poderoso, que tardó setenta años en ser fracturado y apartado de la silla presidencial.
Hoy, el PRI vuelve como mayoría a la Cámara de Diputados, y no creo que eso traiga buenas noticias para el Fecal. Olvidado ya como el "presidente del empleo", y esgrimiendo como estandarte (como lo hiciera su partido en las campañas electorales) su abocación por la lucha contra el narcotráfico, se está echando encima a un PRI que ha evitado confrontar a los señores feudales de México durante toda su historia política, y que, por ende, no será apoyado en su cruzada.
Muchos negarán el progreso que existió durante el sexenio de Fox, y el que está actualmente en proceso, y es que tal vez ellos no se hayan visto beneficiados con la política del antiguo colaborador en la Coca-Cola, pero su política de vivienda hizo que los créditos bajaran en demasía, y que un amplio sector de la clase media-baja pudiera adquirir un patrimonio propio, y eso lo viví en carne propia. Ahora que el PRI ha regresado al poder, sólo es cuestión de tiempo para que el 2012, en las elecciones presidenciales, la presidencia se tiña de tricolor de nuevo, marcando el inicio de una nueva era, y esperemos, del nuevo PRI que tanto se anunció en los spots.




1 comentario:

Ometopía dijo...

La verdad no me gusta opinar de política y por estas fechas dije: "mñeee.... dejemos un comentario".
La verdad creo que el voto blanco es una forma de manifestar una inconformidad que termina forjando la frase: "no me eches la culpa de lo que nos gobernará, fui tan imparcial que no voté por nadie, pero eso sí, al menos fui a votar".
En lo personal admito que voto por quien me llama la atención, si no hay una opción, no voto. Desde que sé votar descubrí, a la mala, que cada boto que das a un partido puede mantenerlo vivo. Por eso he dejado de votar "para rellenar la papeleta", y si no me gusta ningún partido, prefiero no darles un voto que ellos puedan usar para seguir tomando dinero que fácilmente podría ser despilfarrado de formas más graciosas que en campañas políticas.
Es mi opinión. Recordemos que de política no sé mucho y de la vida conozco lo que los libros me ayudan a conocer. Sé sobrevivir en el mundo exterior, conozco lugares que muchos ni imaginan, amo la burocracia (bien hecha), pero no tengo idea de quién se encarga de cuidar mi colonia, a menos que sea necesario poner una queja decente.

Jaa na !!