Algo en base a lo que mi sensibilidad funciona mucho, es al combustible formado por las maeras nostálgicas, es decir, estados de ánimo que suelen pegarme unas diez veces al mes. Dichas mareas llegan con varias olas, mayormente aferradas a la música que me gusta, ó a veces en programas de televisión, o ciertos olores. Lo cierto es que las conexiones con mi pasado propulsan miles de pensamientos, sensaciones y situaciones imaginarias. Y como había posteado en entradas anteriores, mi creatividad suele llegar en los mayores momentos de nostalgia. No, no es correcto llamarla creatividad, sino... inspiración. Desgraciada ó afortunadamente, mi rata mental saca sus mejores creaciones cuando me encuentro en una profunda introspección - misma que, dada mi distraída naturaleza, es difícil de alcanzar.
Recordando ejemplos de los últimos escritos "vomitados", encuentro que en todos ellos he estado dominado por una intensa emoción, que me conduce en una especie de trance a través del relato, hasta que prácticamente lo tengo todo plasmado en texto. Es difícil de explicar, pero mientras estoy dominado por esta emoción, las palabras y las estructuras brotan frente a mí como si de una fuente se tratara, mientras yo trato de identificar las gotas y dibujarlas... osea que jamás alcanzo a plasmar el abanico de figuras que desfilan frente a mí. En la totalidad de estas situaciones, me queda poco por trabajarle al cuento, excepto detalles de redacción, alguno que otro sinónimo ó puntos y comas.
Así como me resultan muy constructivas, también son momentos difíciles de alcanzar; además de una emoción dominante, tengo que tener un período de paz y tranquilidad, en donde me pueda sentar unas tres o cuatro horas a escribir sin que se me moleste - situación que también es difícil en mi casa.
"El autor" brotó una tarde de verano en el 2007, cuando me encontraba realmente frustrado, al no haber escrito nada en varios meses. De pronto, al estar inmerso en esa desesperante trampa cognitiva, me vino a la menta la historia, y, usando la emoción en el estómago como motor, la historia quedó concluida en una tarde. Y cual receta de cocina, la dejé reposar un día, retomándola la siguiente tarde - momento en el que generalmente me quedo insatisfecho con lo escrito - para darme cuenta que las correcciones necesarias eran mínimas. Me gustaba el relato tal y como estaba.
Por otro lado, "Agente activo" nació entre el gusto por las concidiencias - ó las Dioscidencias. como suelen llamarle - y mi gusto por las historias entrelazadas, a la Amores Perros, en donde cada personaje incide de maneras inesperadas en la historia de los demás.
Es justo mencionar esto porque me siento realmente orgulloso cuando "vomito" estas cosas. Es un momento mágico para mí, el escribir con la mera conciencia de lo que estoy haciendo, y quiero aclarar esto, porque me pasa que una vez encarrerado, un ligero mareo me invade, comienzo a sentir la parte trasera de mi cabeza muy ligera, me siento como flotando en un plano más etéreo, mientras dejo que mis manos transformen mis pensamientos en palabras lo más rápido que puedo, intentando asir todos los pensamientos que se revuelven dentro de mi cabeza.
Esa es la parte más visceral de mi gusto por la escritura. Esa sensación de sentirme alejado del todo, enfrascado en un plano individual que no comparto con nadie más, un espacio único y magnánimo, donde emano mi esencia y espíritu. Mi propio rincón mental, mi Tintero Azul.
1 comentario:
"Esa sensación de sentirme alejado del todo, enfrascado en un plano individual que no comparto con nadie más, un espacio único y magnánimo, donde emano mi esencia y espíritu. Mi propio rincón mental, mi Tintero Azul"
Redactaste la esencia de la escritura en esa frase. Geneal...
El escribir, para mí, me surge en momentos donde estoy más molesto con mi propia vida. Cuando estoy inconforme, cuando todo aprece querer irse al chosto. Yo saco de mi mente el idílico mundo que me gustaría conocer y ahí surgen espadas masterizadas en manos de guerreros, ensalmos inmolatorios capaces de abjurar defensas impenetrables y entes amorfos latentes en artilugios milenarios donde fueron capturadas sus vidas.
Escribo cuando no soy feliz. Pero la felicidad me genera ideas que pasan a la fila de espera por uun momento de tristeza.
Jaa na !!
Publicar un comentario