My life, has been extraordinary: blessed and cursed and won.
jueves, 31 de diciembre de 2009
martes, 29 de diciembre de 2009
Día 363. De lo ganado y perdido
Mientras la nación sucumbe, el mundo avanza.
Y ante tan funesto panorama, mi paciencia se agota.
1. De los propósitos de Año Nuevo hoy, todos nos acordamos.
Cuento los realizados, maldigo por los incompletos,
Y recuerdo a los otros ocho.
Porque este año, preferí la calidad a la cantidad.
Doce son muchos, tres es lo ideal.
Cuatro meses para realizar cada uno.
2. De las amistades que intento rescatar.
Somos, sin duda, menos que hace cuatro años.
Y más que hace seis.
Nos reciclamos, o desechamos, a conveniencia.
Es verdad.
Nos tratamos bien por la mañana,
Pero no aguantamos la tarde entera.
Obviamos con descaro e inconciencia
A los que nunca se han apartado de nuestro lado
Para perseguir a aquellos que se dejan ir con el viento.
Y para el momento en que recapacitamos,
Podríamos perder a un gran pilar de fuerza.
3. Las gracias, ante todo.
Gracias por un año lleno de magia y sabiduría.
Un año de motivación personal y profesional.
Gracias por las caras nuevas que llegaron a mi vida.
Y por las que jamás se han apartado de mi lado.
Gracias por el trabajo que me ha visto crecer.
Y por el que he dado varias horas de sueño.
Gracias por la inspiración brindada.
Y por los ratos de ocio libertino.
4. Todavía hay tiempo.
Actuemos con presteza y sabiduría.
Elijamos con cautela.
Riamos cuanto podamos.
Abracemos a cuantos queramos.
Porque los tiempos difíciles apenas están por llegar.
Y ante tan funesto panorama, mi paciencia se agota.
1. De los propósitos de Año Nuevo hoy, todos nos acordamos.
Cuento los realizados, maldigo por los incompletos,
Y recuerdo a los otros ocho.
Porque este año, preferí la calidad a la cantidad.
Doce son muchos, tres es lo ideal.
Cuatro meses para realizar cada uno.
2. De las amistades que intento rescatar.
Somos, sin duda, menos que hace cuatro años.
Y más que hace seis.
Nos reciclamos, o desechamos, a conveniencia.
Es verdad.
Nos tratamos bien por la mañana,
Pero no aguantamos la tarde entera.
Obviamos con descaro e inconciencia
A los que nunca se han apartado de nuestro lado
Para perseguir a aquellos que se dejan ir con el viento.
Y para el momento en que recapacitamos,
Podríamos perder a un gran pilar de fuerza.
3. Las gracias, ante todo.
Gracias por un año lleno de magia y sabiduría.
Un año de motivación personal y profesional.
Gracias por las caras nuevas que llegaron a mi vida.
Y por las que jamás se han apartado de mi lado.
Gracias por el trabajo que me ha visto crecer.
Y por el que he dado varias horas de sueño.
Gracias por la inspiración brindada.
Y por los ratos de ocio libertino.
4. Todavía hay tiempo.
Actuemos con presteza y sabiduría.
Elijamos con cautela.
Riamos cuanto podamos.
Abracemos a cuantos queramos.
Porque los tiempos difíciles apenas están por llegar.
miércoles, 9 de diciembre de 2009
A lo largo de este año, he tenido lapsos de olvido para mis blogs, pero sin duda ninguna brecha había sido tan amplia como la que imperó desde mi regreso de Playa del Carmen. Lo que quedaba de octubre se perdió entre unos poemas libres, y noviembre se vio marcado por diversos factores que me alejaron de este espacio virtual, y me arrojaron a otros más sociales, como Facebook.
Ahora, en pos de redimirme, quiero dejar al menos una pequeña reminisencia de lo que fue un noviembre marcado por gratos recuerdos, vagas promesas, y un renovado primer espacio, del cual a veces ya no quiero salir.
1. La promesa del conocimiento ilimitado, y un renovado gusto por los misterios, y la espiritualidad de manifestaron a mediados de noviembre, mediante un par de revelaciones que no estoy autorizado a definir.
2. Reunión de los ex-Da Vinci. Una foto subida al Facebook por Michelle Tellechea, antigua compañera de secundaria y de grupo de locker, detonó una serie de comentarios, anécdotas y recuerdos, que culminaron con la promesa de una reunión a principios de diciembre. La citada fecha llegó, y aunque no me pude quedar al final, el rato se pasó como agua, cargado de risas nostálgicas, miradas inciertas, y una sensación de que, a pesar de los evidentes cambios en rostros y complexión, ninguno se veía "acabado". Esto último dejó un buen sabor de boca.
3. Más chamba. Debido a una ausencia voluntaria y a otra muy involuntaria, mis responsabilidades dentro de El Periódico han aumentado, y con ello un poco del sueldo. Este hecho, además de generarme una sádica satisfacción, también ha generadome unos impredecibles cambios de humor.
4. Mi piercing. Pareciera que vuelvo a mi adolescencia al cumplir sueños pubertos hasta los 23. El macizo era uno en la ceja, pero tuve que conformarme con uno en la oreja, cortesía de mi madre.
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